Con Cristina envuelta en el escándalo de las coimas y con Macri cayendo en las encuestas, el peronismo tiene enormes posibilidades de volver a la Casa Rosada. La unidad es la clave.
Una escenario conflictivo propone la causa de los cuadernos, que podría salpicar a gobernadores e intendentes de las distintas vertientes del peronismo por falta de transparencia en la obra pública.
Con el correr de los días, muchos se dieron cuenta que no sólo Cristina Kirchner aparece entre los mencionados por el escándalo de las coimas. De hecho, lo mismo sucedió con la UOCRA de Gerardo Martínez, un sindicalista que supo transitar indistintamente por todas las líneas internas del PJ y que hoy tiene buen diálogo con Mauricio Macri.
Espantados por esta potencial amenaza político-judicial, y envalentonados por una crisis económica de la cual Macri no logra salir, muchos dirigentes justicialistas miran el futuro con buenos ojos.
«Tenemos que dejar de ser opositores de la oposición. Se puede no estar con Cristina pero putearla a ella es promover a Macri. Por eso nuestro primer paso tiene que ser dejar de putearnos entre nosotros, comenzar un proceso de negociación, y más adelante ver quién puede ser el candidato del partido», señaló, en un discurso autodefensivo, un avieso dirigente del PJ.
Hasta ahora el kirchnerismo y el peronismo anti-k mantienen posturas irreductibles. Unos quieren dirimir las diferencias en las primarias, sabiendo de la centralidad de Cristina; los otros no quieren saber nada de participar en una competencia interna con quien consideran mancha venenosa.
Macri en caída
Exhiben números para defender su teoría. Números que muestran una alta imagen negativa de Macri. La consultora Synopsis habla de un 50,7 %; Ágora, del 58 %, Analogías, del 58,5 %, y Gustavo Córdoba y Asociados, del 58,6 %. Creer o reventar.
En las usinas del PJ hacen cuentas. Están seguros de que el actual presidente no sólo perdió imagen sino también votos, y que por lo tanto esa efímera ventaja de poco más de 2,50 % que le dio el triunfo ante Daniel Scioli en el 2015 ya no existe.
Muchos amalgaman la idea de que deben ir todos juntos. Ese mismo espíritu irradia Felipe Solá, lanzado y deseoso de convertirse en la prenda de unidad, y Daniel Arroyo, cuya última morada fue el Frente Renovador ¿Y Sergio Massa? Difícilmente tome postura pública hasta el año que viene.
Gracias a la causa de los aportantes truchos a la campaña de Cambiemos, el peronismo encontró un excelente argumento para enhebrar un discurso común contra la gobernadora María Eugenia Vidal.
La eliminación del Fondo Solidario Sojero, que reforzaba los presupuestos destinados a obras de infraestructura, también operó como un disuasivo para que intendentes, sindicalistas y gobernadores dejaran de lado sus diferencias y actuaran en bloque.
«Hay que dar vuelta la página. Rearmar la liga de gobernadores y ver cómo estamos en cada provincia. Cristina es la que mejor mide en Buenos Aires», llegó a evaluar Juan Schiaretti. El gobernador de Córdoba licuó su vieja inquina con la ex presidente, algo que hace rato hizo su par puntano, Alberto Rodríguez Saá, principal abanderado del lema «Hay 2019».
¿Y Sergio Uñac? El mandatario de San Juan, uno de los pocos que resistió la «ola amarilla» de los últimos comicios, se mostró sinuoso al opinar sobre los que se fueron de la estructura orgánica del PJ. En su caso, no parece seguro de incluir a Cristina en el nuevo plan de ruta, tal como en su momento lo manifestó Luis Barrionuevo, el interventor fallido del partido.
En eso coinciden Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto, el tridente que desdeña a la ex presidente, aunque no al punto de alentar explícitamente su encarcelamiento, como hizo este fin de semana Eduardo Duhalde.
¿Es una utopía la unidad de este peronismo anti-K con el kirchnerismo? Está claro que la misma nunca será por amor. Sólo falta saber si —producto del escándalo de las coimas o la crisis económica— se dará forzada por el espanto.
Fuente: InformateSalta